Si por alcanzar otra vez tu mirada buscando algo en la mía,
si por costear tus dias y los míos,
estuviera jugandome el pellejo,
olvidaría lo que fuera,
vendería mi alma a mis demonios,
negaría a Jesús no tres sino cien veces,
con tal de seguir alimentando mi alma con tus sonrisas.
Si el precio fuera otro,
y tuviera que escribirte de nuevo poemas en trozos de servilleta,
y tener que sacar la espada y el escudo para enfrentar a tus padres
y buscar como beberme trago a trago los malos ratos que pasaste por mi,
seguiría apostándolo todo en un albur.
Seguiría llamándote culpable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario