El macho,
el cavernicola,
el que carga con dos mil y tantos años de humores que no controla;
el que se quedo entre el cromagnon y el sapiens,
el que de pronto se enoja y grita,
por que no coincide con tu feminidad,
ni con tu miedo,
ni con tus nervios,
ni con tu deseo de sentirte protegida.
El que le da por sentirse huraño,
y se niega a tus gentes y a las mías,
a sonreír fingidamente,
profiriendo buenas palabras
y dando aspecto de santo
cuando tu y yo sabemos que soy un hijo de puta.
El hombre,
el que se equivoca;
El que jamas haría algo (consiente) que pudiera dañarte,
el que no entiende por que algo tan delicado y hermoso,
le fue concedido como el mejor de los regalos.
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